Esas figuras entrañables, que a la mayoría de los que somos de Pamplona de toda la vida (PTV, cómo mola decirlo) nos traen recuerdos de nuestra tierna infancia. Sus hornos, que parecen inmunes al paso del tiempo, y siguen siendo los mismos que recordamos. Siempre en el mismo sitio, los de siempre, los más queridos. Aquí un pequeño homenaje fotográfico a esas personas que nos han alegrado muchas tardes de nuestras vidas con el calor, el sabor y el aroma de las castañas asadas.
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