martes, 9 de diciembre de 2008

Robert Capa




Robert Capa, cuyo verdadero nombre era Ernö o Ernest Andrei Friedmann, nació en la ciudad de Budapest, en el seno de una familia judía con buen pasar económico. Su madre era una diseñadora de modas y su padre un pensador intelectual con influencias aristocráticas. En Hungría, en esos tiempos, era costumbre pertenecer a un círculo, ya fuera artístico o político, y Ernest, que no fue una excepción, entró a dichos círculos, donde era tradición poner sobrenombres. Así fue como recibió el apodo de Bandi.

Condenado en su adolescencia a vivir vagando por la ciudad por la instauración del taller de sus padres en la casa, después de que éstos perdieran el local a raíz de la depresión económica de 1929. En estas andanzas conocería a una de las mujeres que más influyó en su vida, y se puede decir que, si no hubiera sido por ella no habría llegado a ser un gran fotógrafo. El nombre de esa mujer era Eva Besnyo, quien desde muy joven tuvo un gran interés por la fotografía. Eva era una de esas personas a las que le parecía más productivo tomar fotografías que hacer sus deberes escolares. En su juventud ya tomaba fotografías con su cámara Kodak Brownie. Ella y su especial gusto por este arte motivaron el primer contacto de Robert con la fotografía.

Ya hacia sus florecientes diecisiete años y esperando terminar su vida escolar, Robert conoce a una de esas personas que moldearían su vida, uno de esos buenos amigos que emprendían sus senderos, con excelentes consejos, apoyo económico oportuno, conexiones apropiadas, sugerencias artísticas y concepciones acerca de la vida. Este ilustre personaje se llamaba Lajos Kassak, quien, con tendencias socialistas, se decidió a ayudar a cualquier artista con corrientes constructivistas. Dio a conocer la fotografía como un objeto social mostrando las injusticias del sistema capitalista y presentando trabajos en sus seminarios como los de Jacob Riis y Lewis Hine.

En 1929 la situación política de Hungría iba de mal en peor con la llegada al poder de Adolf Hitler en Alemania y la imposición de un gobierno fascista en el país húngaro, lo que obligó al joven Endré a salir del país junto a la gran masa de jóvenes que se sentían presionados por la falta de un gobierno democrático y garantías económicas.

A los 18 años abandona Hungría, entonces ya bajo un gobierno fascista. Tras su paso por Alemania, viaja a París, donde conoce al fotógrafo David Seymour quien le consigue un trabajo como reportero gráfico en la revista Regards para cubrir las movilizaciones del Frente Popular. En París conoce también a la que sería su novia, la fotógrafa alemana Gerda Taro (Gerda Pohorylles).

Al estallar la Guerra Civil Española en julio de 1936, Capa se traslada a España con su novia para cubrir los principales acontecimientos de la contienda española. Implicado en la lucha antifascista y con la causa de la República, estuvo presente, desde ese lado, en los principales frentes de combate, desde los inicios en el frente de Madrid hasta la retirada final en Cataluña.
Siempre en primera línea, es mundialmente famosa su fotografía "Muerte de un Miliciano ", tomada en Cerro Muriano, en el frente de Córdoba, el 5 de septiembre de 1936.

Reproducida en la mayoría de los libros sobre la Guerra civil, su autenticidad ha sido puesta en cuestión por diversos expertos. A pesar de que un historiador local de Alcoi puso nombre al miliciano, Federico Borrell García, miliciano anarquista, el documental "La sombra del iceberg" (2007) desmonta dicha atribución de identidad con testigos, médicos forenses y documentos del archivo local de Alcoi, asimismo, muestra lo inconsistente de dicha tesis y aporta nuevas fotos de la secuencia del miliciano que avalan la tesis de la puesta en escena, así como la posibilidad de que la instantánea no la tomara Capa sino su mujer. En enero de 2008 se encuentra, segun la CNN, una valija perdida por Capa donde estan innumerables negativos de tomas que efectuó en la Guerra Civil Española.Se trata de un tesoro de incalculable valor histórico.


Durante la retirada del ejército republicano en la batalla de Brunete, en julio de 1937 Gerda Taro muere al frenar el coche en cuyo estribo viajaba, caer y ser arrollada por el tanque que el conductor intentó evitar. En este tiempo, Capa cubrió también diferentes episodios de la invasión japonesa de China, ya en los prolegómenos de la II Guerra Mundial.

Durante la II Guerra Mundial, está presente en los principales escenarios bélicos de Europa, así desde 1941 a 1945 viaja por Italia, Londres y Norte de África.
Del desembarco aliado en Normandía, el 6 de junio de 1944, el famoso día-D, son clásicas sus fotografías tomadas, junto a los soldados que desembarcaban en la propia playa denominada Omaha en la terminología de la operación. Plasmó asimismo en imágenes la liberación de París. Huston Hu Riley fue el fotógrafo que retrató ese momento. Con motivo de su trabajo durante este conflicto, fue galardonado por el general Eisenhower con la Medalla de la Libertad.

En 1947 creó, junto con los fotógrafos Henri Cartier-Bresson, Rodger, Vandiver y David Seymour, la agencia Magnum Photos, donde Capa realizó un gran trabajo fotográfico, no solo en escenarios de guerra sino también en el mundo artístico, en el que tenía grandes amistades, entre las que se incluían Pablo Picasso, Ernest Hemingway y John Steinbeck.

En 1954, encontrándose en Japón visitando a unos amigos de antes de la guerra, fue llamado por la revista Life para reemplazar a otro fotógrafo en Vietnam, durante la Primera Guerra de Indochina. En la madrugada del 25 de mayo, mientras acompañaba a una expedición del ejército francés por una espesa zona boscosa, pisó inadvertidamente una mina y murió, siendo el primer corresponsal americano muerto en esta guerra y terminando así una azarosa vida profesional, guiada por una frase que popularizó: "Si tus fotos no son lo suficientemente buenas es que no te has acercado lo suficiente".

Más fotografías de Robert Capa en: http://www.magnumphotos.com/Archive/C.aspx?VP=XSpecific_MAG.PhotographerDetail_VPage&l1=0&pid=2K7O3R14YQNW&nm=Robert%20Capa

Entrevista a Ángel Arrese


¿Por qué se decidió por la economía y por la empresa?
Yo estudiaba periodismo y siempre me ha interesado la actualidad y las razones de los acontecimientos que suceden en la sociedad. Y al mismo tiempo, yo por mi formación siempre he sido un hombre de ciencias, y el mundo de lo racional, lo numérico y todo eso siempre me ha interesado. Y bueno, cuando estudiaba la carrera vi que había un mundo que era el de la información económica que por aquel entonces no estaba muy desarrollado y que yo creía que estaba debajo de muchos de los acontecimientos que se producen en la actualidad y que quizá no tenía la adecuada cobertura en los medios de comunicación. Me interesó y me fui metiendo por ahí, desde el periodismo económico, y luego me interesó ya la economía como ciencia e incluso como ámbito de actividad profesional.
¿Y de la empresa qué fue lo que le atrajo?
Bueno,pues así como en la economía fue algo que empezó casi como un hobby, lo de la empresa fue más como una obligación. Mi gusto por los temas económicos me había acercado más al mundo de los mercados y las empresas en general, y cuando aquí en la Facultad hubo que desarrollar el área de publicidad y de márketing, más cercano a la actividad empresarial, y me fui metiendo más.
Ya que menciona el márketing, ¿qué le parece más interesante o llamativo?
A mí lo que más me atrae es que está más cercano a las decisiones de la vida cotidiana de las personas, ya que es algo que de un tema en principio poco relevante, que es el consumo diario; pero que de hecho refleja muchas tendencias sociales, cómo es el ser humano en cada momento, qué nos mueve y nos preocupa en esta sociedad cada vez más materialista. Ese acercamiento a la realidad cotidiana, a veces más relevante y a veces menos, es algo que siempre me ha parecido de lo más interesante.

Usted fue colaborador del Think Tank de nstitución Futuro. ¿En qué consiste un think tank?
Bueno, la propia palabra lo dice, es un "tanque de pensamiento", una institución que se dedica básicamente a pensar, reflexionar y analizar temas de actualidad con más minuciosidad que los medios pero menos que la ciencia. Sería algo así como un término medio. Su función básica, o su objetivo, es influir en las ideas, en la sociedad, a través de la publicación de estudios, ensayos, libros, monografías, organización de eventos y presencia en los medios de comunicación. Hay think tanks con orientación más económica, social, cultural, o incluso de salud. Concretamente, Institución Futuro es un think tank más socioeconómico que pretende influir sobre todo en el ámbito foral, es decir, más centrado en Navarra; y en la medida de lo posible tratamos de influir para que se tomen buenas medidas de políticas públicas en el ámbito socioeconómico.

¿Y su labor específica dentro del think tank cuál es?
Hay muchas funciones. Yo era analista de medios, sobre todo medios internacionales. Además, colaboré en el desarrollo de una Newsletter mensual que duró unos cuatro años; informes; pero básicamente yo era analista.
Y pasando a algo más personal, de aficiones y así: ¿Cuáles son sus gustos musicales?
Soy un poco básico en mis gustos. Me gusta la música clásica de éxito (risas), no sé si llamarla así. Me refiero a los grandes músicos: Mozart, Beethoven, Haydn, Wagner. Pero también me gusta, dentro de la música moderna, me gusta el rock sinfónico de los 70 y 80.
¿Algún grupo en particular?
A mí siempre me han gustado grupos del estilo de Supertramp o Genesis.
¿Y en cuanto a literatura?
Pues sigo siendo clásico. Me gusta la novela, en especial la novela clásica: Siglo de Oro, literatura española del XIX... No soy de literatura actual, lamentablemente, porque siempre estoy metido en libros académicos, y cuando tengo algo de tiempo, prefiero leer obras clásicas que buscar una novela moderna de calidad, que no sé si la voy a encontrar o no.
Y para completar la tríada: ¿Algún género cinematográfico en particular?
Cine... A mí me gustan dos tipos de películas. Primero, para evasión personal, me gusta el cine de acción, intriga, suspense... Y después, me gusta el cine clásico, épico, del estilo de Apocalypse Now. Desde luego las películas de Chuck Norris o de Steven Seagal como que no los aguanto.
¿Alguna que me recomiende o que le guste especialmente?
Pues a mí me han gustado bastante Misión Imposible, El ultimátum de Bourne... No sé, hay muchas que me gusten.

martes, 2 de diciembre de 2008

La bodega del Señorío de Otazu

Me lo pasé bien con esta práctica. Fue divertido eso de ir en grupo a hacer fotos a un sitio como éste (aunque he de reconocer que me lo pasé muchísimo mejor en el trayecto de ida y vuelta... ¡Bache! XD). Sin embargo, la práctica no me salió bien. No me gustó como me quedaron las fotos. Y además, estaba enfermillo y no lo pude disfrutar todo lo que podría haberlo hecho. Las fotos me salieron mal, creo yo, por la poca luz que había en la bodega, ya que no sé manejar muy bien los modos de la cámara, y cuando intentaba sacar en modo manual tenía que estar incluso 30 segundos sin moverme. Ese fue el otro problema. No llevé el trípode, principalmente porque el armatoste pesa un montón y no tengo donde llevarlo (y además estaba flojucho y no podía cargar con él). La mayoría de mis fotos salen movidas, así que colgaré las más digeribles y, como dicen los ingleses, I'll be done with it.































Fotos para el concurso

Ahora que ya tengo el visto bueno, subo mis fotos del concurso. No pude ir a la entrega de premios, pero tanto da, porque no me llevé nada. Una pena no haber podido ver las otras fotos.


lunes, 24 de noviembre de 2008

El Bodegón

Miro por la cocina buscando el cuenco de frutas para hacer la práctica del bodegón. Pero caray, debo estar medio ciego porque no lo veo. Tras unos pocos segundos, encuentro el cuenco, pero lleno de mandarinas. Bodegón harto soso sería si solo incluyo mandarinas. Así que saqueo los cajones de fruta del frigorífico para ver si se puede hacer algo más vistoso. Naranjas, limones y unas manzanas rojizas es todo lo que encuentro junto con unas uvas. Desesperación. El bodegón más soso de la historia, dirán los periódicos. Que no cunda el pánico, me digo, y busco algo más. Cucharones de madera, una jarra de barro cocido, un trapo y una planta servirán para darle algo más de vidilla a la práctica. Así que compongo la escenita con todo el mimo y el cuidado que mi catarro me permiten, y con cuidado de no estornudar encima de la fruta (qué desagradable sería) voy poniendo los elementos unos junto a otros buscando la mejor composición. Demasiados colores parecidos. Lo soluciono con un trapo de otro color y tratando de alejar los colores que más se parecen y juntar más los opuestos. Al final la cosa queda bonita. Por si acaso, no muevo nada, que los cubiertos de madera miran al suelo con ganas de caerse. Trípode en una mano y cámara en la otra, me dispongo a jugar con la luz y los ángulos. En esta práctica he probado con algo más de calma los tiempos de exposición y el modo manual de la cámara, y los resultados me gustan, pero tengo que probar con los tiempos de exposición en otras fotos diferentes para enredar un poco más.
El resultado: Bonitas fotos. Creo que me voy a comer una mandarina ahora que nadie mira =D.






martes, 4 de noviembre de 2008

Reflejos

Imágenes que se reflejan, eso es lo que buscábamos en ésta práctica. Superficies que muestran lo que está enfrente de ellas. Lo cierto es que no resulta difícil encontrar reflejos por las calles o incluso en casa. Para estas fotografías recurrimos a reflejos en cristales, edificios, espejos, mesas, agua e incluso vasos de coca-cola. Lo cierto es que no tratamos de mostrar ningún aspecto común en estas fotografías, ni les hemos dado una temática común más allá del hecho de que las superficies reflejan algo. Las hemos seleccionado principalmente por el aspecto más estético.
Sin más que decir, he aquí las imágenes:




domingo, 26 de octubre de 2008

Ilustra un artículo






Gánese a los clientes para que mantengan su fidelidad

Autor: Antonio Argandoña
Profesor del IESE
Universidad de Navarra

Fecha: 28 de abril de 2008

Publicado en: Expansión (Madrid)

Me gusta ir prevenido por la vida: soy de los que se llevan dos libros en los viajes; uno para leer en el puente aéreo, y otro por si el retraso del avión es superior al normal. No me gusta ser cenizo, pero me parece que muchas empresas mirarían el futuro con más optimismo si hubiesen sido previsoras. Por eso, voy a dar algunos consejos a empresarios que no me los piden. Cuando se empieza a ver las orejas al lobo, una buena práctica es diseñar un escenario negativo, pensar cómo nos encontraremos en él y, si el resultado de este ejercicio no es agradable, empezar a pensar qué podemos hacer para salir de él o, mejor aún, para no caer en él.


Estamos ante una pérdida de ritmo que tiene componentes financieros importantes, porque empieza con el agotamiento de un ciclo expansivo marcado por el dinero abundante y barato y se afianza con una crisis financiera, generada fuera de nuestras fronteras, pero que nos está afectando. El peligro para nuestras empresas es financiero: la no generación de los fondos necesarios para hacer frente no ya a las inversiones, sino ni siquiera a los gastos ordinarios. Y esto puede deberse a factores externos -el crédito es más escaso, más caro y más difícil-, pero, sobre todo, a factores internos al negocio.


Las señales de alarma son bien conocidas. Una caída de las ventas y un incremento de la morosidad: los ingresos caen. Por tanto, los gastos de estructura crecen por encima de las ventas y el endeudamiento progresa más aprisa que las operaciones. Y pronto se sumarán los factores externos: los proveedores pondrán mala cara a la hora de servirnos y los bancos nos pedirán la devolución de los créditos o se negarán a ampliarlos.


¿Qué podemos hacer en una coyuntura como ésta? Lo primero es reconocer la situación: “Houston, tenemos un problema”. Hay que poner cifras a ese problema: para eso están los balances y las cuentas de resultados provisionales: diseñar escenarios alternativos bajo distintos supuestos, más o menos pesimistas. Y prepararse para lo peor: el plan de emergencia tiene que contemplar una situación verdaderamente difícil, de modo que, a partir de ahí, lo que vaya a ocurrir nunca sea tan grave. El lema debe ser dar prioridad a la liquidez. Reducir los gastos o tener previstos qué gastos vamos a reducir cuándo, en qué cuantía y por qué medios; desinvertir, redimensionar activos, aunque esto puede ser difícil de implementar. Si hace falta, buscar nuevas aportaciones de capital -aún no es tarde para encontrar alguien a quien tentar-, pensar en una fusión o en una venta total o parcial del negocio…


Ya he mencionado otras veces las variables importantes: coste del crédito, disponibilidad de los bancos, evolución de los mercados financieros; perspectivas del empleo y su repercusión sobre las decisiones de gasto de las familias: indicadores de demanda y de consumo, porque por ahí vendrá el contagio de unos sectores a otros. Apóyese en el sector exterior, porque está aguantando bastante bien. Gánese a los clientes para que mantengan su fidelidad: vaya a verlos, hable con ellos, cuénteles sus proyectos, ofréceles algo más que precios bajos… Hable con su banco, pero no espere a tener que decirle que no le puede devolver el crédito. En la crisis hipotecaria norteamericana que empezó el año pasado, una queja unánime de las entidades crediticias fue que los deudores no fueron pronto a contarles sus problemas, lo que impidió el diseño de soluciones apropiadas. No espere soluciones mágicas del Gobierno y no pierda el tiempo lamentándose.

El Mercado Viejo

Hacía tiempo que no pisaba el mercado, más o menos unos cuatro años. Trabajé en uno de los puestos durante un verano, y volver allá me trajo bastantes recuerdos, la mayoría buenos. Sin embargo, no vi el revuelo del que era testigo en el trabajo. Tuve la mala suerte de no poder ir más que por la tarde, y a esas horas pocos puestos estaban abiertos. Pero seguía teniendo su encanto. Me gustaría poder volver en una hora más prudencial para poder sacar mejores fotos, pero la vida le tiene a uno ocupado hasta muy tarde y no me es posible.
Aquí las imágenes:





lunes, 13 de octubre de 2008

El árbol de la ciudadela

La Ciudadela está repleta de árboles de diversos tamaños. Pero hubo uno que me llamó la atención. Un árbol casi solitario, que tiene sus raíces sobre una de las "hornacinas" (por llamarlas de alguna manera) que se encuentran hacia la parte sur de la fortificación. Éste árbol destaca no sólo por su llamativa soledad en comparación con los demás árboles, sino que además, a mi juicio, es bastante peculiar. Su tronco corto se ve casi oculto por el abundante ramaje, y las hojas, que amarillean notablemente en esta época del año, contrastan con las que todavía conservan algo de su verdor.

La luz de la tarde daba un matiz muy bonito a las hojas y hacía que la silueta del árbol fuese aún más llamativa. Es sorprendente lo que podemos perdernos en nuestra apresurada vida.
Haciendo estas fotos uno se da cuenta de la belleza que pueden poseer cosas tan cotidianas como un árbol.






Que la vida os sonría.
Daniel